«Clama a mi y yo te responderé; te daré a conocer cosas grandes y maravillosas que tu no conoces» (Jeremías 33.3).
En el Nivel 1 de la EFOL (Escuela de Formación de Liderazgo) de esta semana, hablamos un poco sobre la Oración y su importancia para la vida del creyente. Me acuerdo de una frase de Lutero que dice, “Cuando no tengo mucho trabajo, me dedico a la oración 2 horas al día; pero cuando tengo mucho, mucho que hacer, oro por 3 horas”.
La gente no suele dedicarse mucho a la oración por vivirla como un monólogo pasivo y sin mucho sabor. En tiempos de Redes Sociales, detenerse a hablar sin aparentemente obtener una respuesta nos parece pierda de tiempo. Todo es muy dinámico en nuestro tiempo, todo muy rápido, en cuestión de segundos ya sabes si alguien ha leído o no tu mensaje de whatsapp y esperas agobiado por una respuesta. Y si no te responden rápido (y te han dejado en el “azul”), ya tu mente creativa empieza a imaginar “¿qué ha pasado que fulano no me ha contestado? ¿Estará enfadado conmigo?”… y por ahí te pierdes.
El versículo que introduce esta pastoral nos habla de una clase de interacción con Dios que es más que simplemente un hablar sin respuestas. Nos muestra exactamente que es la oración. Orar es más que un habito saludable, más que una buena costumbre y más que un ritual espiritual. Orar es mantener una comunión activa y dinámica con Dios. Es hablar y ser escuchado y más que eso, es ser respondido. El Dios al cual servimos no está distante y tampoco es un Dios mudo.
Nuestra acción es “clamar” a él, y lo restante es por su cuenta. Fíjate que el Señor dice que, al final de tu oración, sabrás “cosas grandes y maravillosas” que no conocías. Así que la oración trae revelación y instrucción para nuestras vidas para que vivamos de un modo especial y maravilloso. Es una promesa del Señor que cuando le clamamos a él, él nos contestará. Por eso, a cada momento en que te prostres delante de él, no descanses hasta que hayas recibido una clara respuesta del Señor. Así debe vivir un hijo de Dios, bajo la orientación del Padre.
Aprenda a orar y Dios te guiará todo el tiempo, en todo el lugar y en cada situación.
Un fuerte abrazo,
Pr Rawlinson Rangel